Permanecer en el lado correcto de la ley es fundamental para el éxito empresarial. A efectos prácticos, esto asigna al departamento jurídico el doble papel de guardián y conciencia de toda organización. La norma no escrita es que el director del departamento jurídico debe contar con una visión integral de todos los riesgos a los que podría verse expuesta la empresa. Dicho de otra forma, el equipo jurídico desempeña un papel central a la hora de mitigar riesgos y garantizar la protección del negocio. En un entorno normativo cada vez más complejo, gestionar estos riesgos puede ser todo un reto.
Para lograrlo, tanto el director del departamento jurídico como el resto del equipo deben identificar, evaluar, monitorizar, gestionar y mitigar los riesgos en toda la empresa. Básicamente, esto pasa por involucrarse en todos los aspectos que lleven aparejada alguna obligación legal.
Puede que Ventas esté tratando de cerrar un trato o que Recursos Humanos esté redactando un contrato de trabajo, pero en cualquier caso el departamento jurídico se encontrará inmerso en todas y cada una de las actividades empresariales para proteger el negocio de una posible mala gestión. Para este departamento, que trata de no dar la imagen de obstaculizar el crecimiento empresarial, quizá no sea muy conveniente estar en todo.
Así pues, la pregunta del millón es la siguiente: ¿cómo podría alcanzar el equilibrio entre proteger el negocio y sus activos y promover la actividad empresarial?
En este informe, analizamos cuatro formas en las que los departamentos jurídicos pueden capacitar a la empresa a la hora de de tomar decisiones y promover el crecimiento al tiempo que se mitigan proactivamente los riesgos.