En el cambiante entorno actual, los departamentos jurídicos de las empresas se enfrentan a toda una serie de retos para gestionar eficazmente los riesgos.
Los riesgos jurídicos, desde el incumplimiento de las obligaciones normativas y contractuales hasta litigios relacionados con la propiedad intelectual y la protección de datos o lagunas en la gestión corporativa, pueden tener graves repercusiones para las empresas.
Entonces, ¿qué es el riesgo jurídico?
El riesgo jurídico se refiere a la posibilidad de incurrir en pérdidas debido a procedimientos judiciales o sanciones. Puede surgir de diversas fuentes, como el incumplimiento de obligaciones contractuales o leyes y normativas, o litigios sobre derechos de propiedad intelectual.
En muchos países, la evaluación de los riesgos no sólo es recomendable, sino que es un requisito legal. Las empresas están obligadas a realizar evaluaciones de riesgos para asegurarse de que se ajustan a la normativa específica del sector y a las leyes de protección de datos. No hacerlo puede acarrear graves sanciones, incluidas multas y daños a la reputación.
Los métodos tradicionales resultan insuficientes a la hora de gestionar estos riesgos debido a su carácter manual y a la complejidad del contexto actual. Aquí es donde la tecnología puede cambiarlo todo.