Realizar una correcta facturación y conocer los diferentes tipos de facturas que existen es una condición imprescindible para cualquier empresa, pyme o autónomo. Pero, ¿cuáles son los tipos de factura? ¿cuándo se deben cumplimentar? Respondemos a éstas y otras dudas que se pueden plantear en el momento de realizar la facturación de tu negocio.
- Factura ordinaria y completa
- Factura simplificada
- Factura proforma
- Factura rectificativa
- Factura electrónica
- Factura a origen
- Otros temas de interés relacionados con los tipos de facturas
- Herramientas para agilizar la facturación en tu negocio
Factura ordinaria y completa
La factura ordinaria, también denominada factura completa, es aquella que tiene como objetivo establecer todos los datos de la operación comercial, tanto si se trata de la prestación de un servicio como de la venta de un producto. Por lo tanto, es esencial en la labor profesional de un autónomo o pyme, o de cualquier empresa.
Para cumplimentar correctamente la factura ordinaria o factura completa, hay que tener en cuenta una serie de informaciones que deben aparecer detalladas como: fecha, NIF, importe, número de factura, cuota e importe total de la factura, o la dirección de facturación.
Descubre todos los detalles sobre cómo hacer una factura y la diferencia entre albarán y factura para usar el documento correcto y evitar errores.
Factura simplificada
La factura simplificada o simple sustituye al antiguo ticket y se utiliza para expedir entregas de bienes y servicios, con la diferencia relevante de que no es necesario que aparezca detallada toda la información que concierne a la empresa que adquiere el servicio o bien. En términos generales, el uso de la factura simplificada queda establecido para importes inferiores a los 400 euros (hasta 3.000 euros en determinados casos), por lo que su uso es habitual en transacciones comerciales de pequeños comercios.
Factura proforma
En la factura proforma se expone al comprador las condiciones en las que se va a desarrollar la operación de compra de un bien o servicio. No se realiza ningún tipo de numeración, ni existe la obligatoriedad de que se registren en la contabilidad. Es un formato de factura exenta de validez fiscal, y constituye el paso previo para emitir la factura definitiva, por lo que estrictamente no se considera factura como tal. Es habitual en operaciones de índole internacional.
Factura rectificativa
La factura rectificativa tiene como objetivo realizar la correspondiente corrección de algún dato que está mal expresado en la factura original. Este documento contable también puede utilizarse para complementar información como, por ejemplo, modificaciones en las cuotas impositivas. Las facturas rectificativas son, por tanto, habituales para realizar cambios en los datos que aparecen en la factura, como pudiera ser NIF, descripción de operaciones, entre otros.
Factura electrónica
La factura electrónica es el documento de facturación con el mismo valor legal que la factura en formato papel, y que a efectos prácticos se presenta con formato estructurado o bien no estructurado. En el primer caso, se procesa a través de formatos estándar de lenguaje XML, mientras que en el segundo se trata de facturación a través de una imagen, como pudiera ser un PDF. Sus ventajas radican en la reducción de errores, en la optimización de los ciclos de tramitación -incluido el cobro-, y en la posibilidad de ofrecer un mejor servicio al cliente.
Desde abril de 2019 las facturas electrónicas son obligatorias para las empresas que trabajan con administraciones públicas europeas. La apuesta por la facturación electrónica viene ahora reforzada por la Ley Crea y Crece, que generalizará próximamente la factura electrónica obligatoria en transacciones entre empresarios y profesionales. A partir del desarrollo reglamentario de la norma su implantación empezará en el plazo de un año para empresas y profesionales que facturen más de 8 millones de euros, y de dos años para el resto de empresarios y profesionales.