De unos años a esta parte ERP y CRM son dos acrónimos muy usados en el ámbito profesional. Ambos son software de gestión y comparten un éxito reciente, sin embargo su área de trabajo no es exactamente la misma.
Con CRM denominamos al Customer Ralationship Management, mientras que con ERP nos referimos al Enterprise Resource Planning. El primero trabaja en el “front office”, mientras que el segundo lo hace en el “back office”, en el control de procesos internos de la empresa.
Por esta propia naturaleza nos damos cuenta de que el ERP abarca mucho más que el CRM. Este último nos permite avanzar en la gestión de nuestros clientes y potenciales clientes. A través de este software podremos automatizar los procesos de venta, tener un mayor control y seguimiento de la información comercial, recoger información sobre los clientes y sobre el estado de nuestra relación con ellos o incluso disponer de esa información para que se pueda analizar desde marketing.
El CRM es una herramienta clave en la generación de venta, claves para este departamento y el de marketing. En función de lo que revelen los datos que aporte el CRM, podemos mejorar nuestros procedimientos de ventas pero también podremos detectar necesidades no cubiertas o carencias en nuestro posicionamiento.
Sin embargo, con un ERP vamos a acceder desde una misma herramienta a toda la información relacionada con nuestra actividad empresarial: contabilidad, recursos humanos, stock, facturación e incluso hasta el propio CRM. Como vemos, su nivel de implementación no está tan localizada como en el caso del CRM, y por lo tanto la eficiencia se dejará notar en un plano más global.
Con un ERP nuestra empresa dará un salto en la gestión. La rapidez con la que obtendremos el análisis de lo que ocurre en nuestra empresa nos empujará a tomar decisiones más adecuadas. Y eso pasa por disponer de la información en tiempo real, por tener la trazabilidad de los productos y de los procesos administrativos. Con todo eso podremos tener una planificación de nuestros recursos que redundará en nuestra competitividad.
La integración de un ERP en la vida de una compañía no es un proceso autocomplaciente sino el primer paso en la transformación digital de la pyme, y nos llevará a analizar objetivamente nuestra empresa y a mostrarnos unidos ante una herramienta que cambiará procesos y modos de organizarse. A pesar de esto, no olvidemos que un aplicación como software ERP nos facilita tener una visión global del negocio, y su uso deriva en muchos beneficios para la empresa.